El año 2030 está a la vuelta de la esquina, y toca arrimar el hombro para que la conocida como Agenda 30 cumpla los plazos previstos para ganar la batalla, entre otras acciones, al cambio climático.

Aunque restarían otros 20 años, hasta llegar a 2050, para conseguir descarbonizar el parque edificado y reducir las emisiones contaminantes a la atmósfera, desde ayer tenemos que concienciarnos de la situación y empezar a comprometernos en el sentido más estricto de la palabra.

Fuera mantras. En el Día Mundial del Medioambiente, decir qué es lo que hay que hacer es lo más fácil, cómo hacerlo es lo complicado. Por consiguiente, para comunicar bien los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), herramienta que faculta a alcanzar la deseada transición energética, además de seguir las premisas de las Administraciones Públicas, hay que mirar hacia las empresas que desarrollan acciones para impulsar el desarrollo sostenible.

Las calefacciones centrales, ya apagadas, son una de las principales causas del incremento de las emisiones de CO2 a la atmósfera, a la par casi que el tráfico rodado. Pero pocos reparan en ello. El confort “falseado” en la vivienda es la excusa perfecta para mantener a todo “gas” los radiadores. Ni bienestar ni habitabilidad. Lo más óptimo es reducir la contaminación ambiental con medidas de eficiencia energética para impedir el avance del cambio climático.

¿Cómo hacerlo? Mediante mecanismos que, además de reducir la huella ambiental del edificio, optimicen la energía que demandan. Para ello, desde los departamentos de I+D+i apostamos por soluciones innovadoras que, por ejemplo, minoren los gastos energéticos en calefacción, y por qué no decirlo, también de ahorro económico familiar.

Entre otras soluciones para hacer del edificio una comunidad “termo”, destaca la instalación de los repartidores de costes de calefacción en los radiadores de la vivienda acompañados de las válvulas termostáticas para regular la temperatura de las estancias, o el uso del IoT (Internet de las Cosas) en las instalaciones centralizadas para conseguir el mayor rendimiento energético de las calderas. Este es el caso de Sophia, un módulo inteligente capaz de conseguir ahorros de hasta un 30% para la comunidad de propietario y, en consecuencia, para los hogares.

Del piso pasamos al garaje comunitario. ¿Qué podemos hacer para optimizar la energía y sacar el máximo provecho de nuestro coche eléctrico? Lo más idóneo es instalar un punto de recarga en la plaza, para lo cual no se necesita acuerdo de la comunidad de propietarios, aunque sí su puesta en conocimiento.

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