Como cualquier dispositivo de medición, los contadores de agua, tienen una vida útil limitada. Con el paso del tiempo, su precisión disminuye debido al desgaste de los componentes internos, lo que puede llevar a mediciones inexactas. Esto afecta tanto a los usuarios, que pueden pagar de más o de menos, como a las comunidades, a las que les resulta más difícil realizar una correcta distribución de los costes del agua entre los vecinos.
Si tu compañía distribuidora o concesionaria de la gestión, ya sea pública (Canal de Isabel II, Consorcio de Aguas de Bilbao, ayuntamientos, etc.) o mediante una concesión a una empresa privada (Aqualia, Agbar, etc.) es la propietaria de tu contador, puedes despreocuparte. Serán ellos los que se pongan en contacto contigo para proceder a este cambio.
Pero si es de tu propiedad y han pasado más de 12 años desde la instalación de tu último contador, deberás proceder a su sustitución. Si desconoces la fecha en la que fue sustituido, suele aparecer en la documentación de tu comunidad de propietarios o en el propio dispositivo.
Esta normativa vigente busca garantizar la precisión en la medición del consumo y promover una gestión más eficiente y sostenible del agua. Además, renovar tu viejo contador de agua por otro de lectura remota, evita la visita de terceras personas a su domicilio y la incomodidad de enviar los datos todos los meses.
Los nuevos contadores ofrecen lecturas más seguras y fiables.
Los nuevos dispositivos son más avanzados tecnológicamente y son capaces de detectar posibles fugas o irregularidades en el uso, lo que puede ayudarte a ahorrar agua y dinero.
Estar al día con la legislación evita problemas legales y las posibles multas que nos puedan imponer.
Los nuevos modelos facilitan la tele lectura remota, lo que evita las molestias de las lecturas manuales, el análisis del consumo en tiempo real y una mayor eficiencia.
Al gestionar mejor los recursos, contribuyes a una sostenibilidad mayor y a la buena gestión de un bien escaso como el agua.