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La importancia del uso de la válvula termostática radica en su funcionalidad para limitar el consumo que se hace de la energía, en este caso de la calefacción, ya que esta pieza permite regular el caudal del agua que recorre la instalación hasta llegar al radiador, favoreciendo una temperatura de confort para cada estancia del hogar. Cuanto mayor es el caudal, también es mayor la emisión del calor y, en consecuencia, el consumo energético.
A diferencia de los repartidores de costes que miden, no regulan, el consumo de cada radiador, con las válvulas termostáticas sí que se regula la temperatura de confort deseada por cada usuario y en base a sus necesidades térmicas.
La válvula no es una única pieza, sino que se compone de un cabezal termostático manual, cuya función es registrar e identificar la temperatura que es necesario alcanzar para un deseado estado de confort en cada estancia. Algo que se consigue abriendo o cerrando el caudal del agua en el radiador. También cuenta con una válvula termostatizable, que se coloca en la entrada del agua del radiador.
Normalmente las válvulas se colocan una vez que se ha procedido a la individualización del consumo de calefacción en la vivienda, siendo esto último obligatorio desde mayo de 2023.
Aunque por el momento instalar una válvula termostática en cada uno de los radiadores no se ha convertido en una exigencia reglamentaria, desde ista la recomendamos encarecidamente para gestionar el consumo en cada vivienda, siendo aconsejable en el salón y las habitaciones.
Al igual que ocurre con la instalación de los repartidores de costes de calefacción, la colocación de válvulas termostáticas debe ser realizada por un profesional homologado, como son los instaladores formados por ista.
