El Internet de las Cosas (IoT) o cómo la tecnología me ayuda a ahorrar en calefacción

El IoT hace referencia a la red de objetos físicos que llevan conectados sensores, software u otro tipo de tecnología con la finalidad de enlazarse con otros dispositivos a través de la red, optimizando de esta manera su uso. Pueden ser objetos cotidianos (el termostato de la calefacción, la aspiradora, la lavadora, el monitor de bebé...), o complejas máquinas industriales, pero todas tienen en común esta conectividad que permite un mejor control, una monitorización de la actividad a tiempo real y una mejora de la eficiencia, todo gracias a la conexión on line.

Porque el Internet de las cosas no solo es control. Quizá una de sus características más interesantes es su capacidad para almacenar datos y procesarlos, ofreciendo información muy útil al usuario sobre costumbres, consumos y hábitos. Esos datos permiten obtener una radiografía del empleo que se le da a determinada tecnología y, establecer patrones e, incluso realizar predicciones en diferentes escenarios, con lo que se puede mejorar de manera notable su uso.

Un buen ejemplo lo encontramos en los robots aspiradora, que no solo se pueden programar a través del móvil, sino que también permiten conocer el tiempo de trabajo e, incluso, el recorrido realizado.

Y lo mismo ocurre con la calefacción y los dispositivos para su control. En el caso de la calefacción individual, los termostatos inteligentes nos permiten programar su encendido a las horas de mayor actividad, controlar la temperatura de casa a distancia y realizar una monitorización del consumo para optimizar el gasto energético sin incurrir en un mayor desembolso económico.

¿Y que ocurre con la calefacción central? ¿También se puede mejorar su consumo?

En los edificios de cierta “edad”, con sistemas centralizados de calefacción, el usuario puede llegar a pensar que él poco puede hacer para controlar el consumo, más allá de cerrar elementos o abrir las ventanas. Sin embargo, la tecnología avanza y en el mercado contamos con dispositivos inteligentes que facilitan la monitorización del uso y un mejor control del gasto.

Desde la instalación de repartidores de costes que, además, permiten la lectura en remoto de los consumos, favoreciendo el conocimiento y el control que el usuario tiene sobre su calefacción, hasta la incorporación de válvulas termostáticas, con las que se logra una temperatura constante, evitando el derroche de calor.

Pero la tecnología y el IoT van más allá y ahora también contamos con dispositivos que analizan, aprenden y mejoran la eficiencia de la caldera.

Es el caso de Sophia de ISTA, un pequeño módulo inteligente que se instala en la sala de calderas y que permite controlar y optimizar el funcionamiento de la misma. Esta tecnología es capaz de “aprender” del comportamiento del edificio, hábitos de uso y tiempos de puesta en marcha, para anticiparse, teniendo en cuenta además la temperatura exterior o la de la vivienda más desfavorable y la predicción meteorológica. De esta manera, se mejora el nivel de confort en todas las viviendas y se logra que el rendimiento sea óptimo.

De hecho, en aquellas comunidades de vecinos donde se ha implantado esta tecnología, y que ya cuentan con otras medidas para mejorar el consumo de calefacción como los repartidores de costes y las válvulas termostáticas, se han registrado ahorros cercanos al 30%.

Estos son algunos ejemplos de cómo el Internet de las cosas consigue hacernos la vida más fácil y cómoda, contribuyendo además, al cuidado de nuestro planeta.